¿Cómo saber cuando nos gorrean?

Sorry Cande, ahora no estoy en condiciones de ampliar tu lista de must. Una verdadera Dior sabe anticiparse a los hechos e identificar a largo plazo cuando será fatalmente engañada por un BWM, con una fea, una raquítica, una tonta y lo que es peor, y lo repito, con una fea.
Primero, los BWM andan con cara de perro mal alimentado. Uno creerá que el terroncito de azúcar está siendo doblemente exigido en su pega o en sus estudios, que ha tenido una mala semana o que se sobregiró burdamente al comprar su nueva tabla de snowboard o los palos de golf, con los que sueña parecerse a Tiger Wood.
Pero no, el temible BWM espera el momento preciso para que uno lo despache, para irse de farra con la nueva conquista, un pájaro mal alimentado en busca de nuevas experiencias o una yegua de verdadera que espera el momento preciso para atacar a este domador de yeguas salvajes con poca experiencia.
De nada servirá pasearse por fuera de su casa para saber si está el auto estacionado mientras terroncito descanza plácidamente. No, querida amigas Dior, en muchas ocasiones este pobre ejemplar de la raza humana se irá directamente desde vuestro hogares, luego del tierno beso de buenas noches, a parrandear con esas mujeres de mala vida y clase.
Y claro, uno puede hacerse la gil ante comentarios del tipo: vi a terroncito bailando o piscoleando en el Club de moda. No queridas. A la más mínima insinuación, ustedes aplican piloto automático y eyectan, cual Tom Cruise en Top Gun a este mongo ser de sus vidas.
Se los dice Isidora Goyenechea, quien fue brutalmente engañada por un BWM.
Como dice el Sr. Goyenechea, nuestro padre, los hombres no patean porque sí, sino porque tienen a otra mina.
Cariños,
Isi G.