Qué bueno que volvimos hermana... todos estos meses, haciendo estudios de mercado, investigaciones científicas, tomando muestras, trabajando en terreno y son, siempre, las mismas conclusiones...
Está de más decir que después de haber invitado a salir a un perro choco 3 veces y que las 3 me gritara una NO como respuesta, por más que yo le decía que de emoción se me caían los brazos, es como demasiado la falta de tino... tiré todo lo que es la esponja, es que nadie puede rechazar a una DIOR y más tarada la DIOR que les habla, o les escribe, que volvía a tropezar con la misma piedra, o la misma roca o el medio peñascazo... en fin, esta DIOR le prometió a Jesucristo en la cruz que jamás se volvía a pegar un costalazo con ese hombre...
Después debemos contar que comenzamos con la campaña PITEATE UNA POLOLA, porque tenemos derecho a pinchar con uno que pololea, tenemos derecho a quitarle el pololo a alguien (lo que alguna vez hicieron con nosotras) y también tenemos derecho a desecharlo en caso de que el susodicho en cuestión no nos guste tanto, cosa que podremos recién saber sobre la marcha. Piteate una polola es una campaña sana, hecha para la juventud chilena, pensando en que el mercado masculino soltero es cada vez más reducido y bueno, también porque somos unas loquillas, que nos encanta inventar ese tipo de campañas.
La anterior, que nos mantuvo bastante alejadas de este bló, una enciclopedia virtual para las loquillas solteras y buenasmozas como nosotras, se llamó POLOLEATE UN FOME. Lo intentamos, quisimos pololearnos un fome, despeinarlo, mostrarle lo que es bueno... pero lamentablemente no nos resultó, pero OJO, solo por motivos ajenos a nuestra voluntad. Esa campaña fue un desastre. Los fomes son... MUY FOMES. Nada que hacerle. Va nuestra voluntad. No había rones, ni piscolas, ni dancing que nos ayudaran a pasar la lata de estar 2 horas seguidas con esos fomes. Ni en el cine, donde uno no tiene ni que hablar.
Bueno, como se darán cuenta... NOS SIGUE LLENDO MAL CON LOS HOMBRES!!! lo que confirma una vez más que somos demasiado ricas, demasiado entretenidas, demasiado inteligentes y demasiado populares, por lo tanto, provocamos terror en el sexo opuesto.
Les informó más rucia que nunca.
Isidora Goyenechea