¿Ha sufrido usted el Síndrome Bolocco?
Casi 18 años después, en Santiago pasa lo mismo. Sólo que ahora no somos reinas de belleza ni cargamos con ser un ejemplo para la juventud. No postulamos a Miss 17 y con suerte mi máximo puntaje alcanzado en la vida fueron los casi 700 en la PAA de Verbal. Y sería.
Las mujeres tan ricas y tan inteligentes como yo cargamos con el Síndrome Bolocco. Sólo que ahora no arrendamos pelis en el Blockbuster, sino que pescamos al grupete de amigas y nos vamos de dancing, o de japiagüer, o de lo que sea. Y mientras nosotras bailamos desenfadas, una fila de hombres poco atrevidos nos miran con cara de ganas de sacarnos a bailar, sin osar a hacerlo por miedo. El mismo miedo que les provocaba nuestra Ceci.
Así que el otro día me pasé una conversa eterna con una querídisima amiga sobre este asunto. Ni ella ni yo entendíamos que si somos tan huachaminas e inteligentísimas, no existía ningún puto hombre que nos hiciera el peso. O que nos invitara a salir. O que descaradamente se pegara una declaración hot que sacara chispas. Pero por el contrario últimamente me han llegado frases del tipo: "tu me encantabas, pero estabas pololeando..." o "por qué chucha no me contaste que te habían pateado", mientras se quedan pasmados ante mi grandiosa belleza y yo espero de una vez por todas que se peguen una atinada.
Nuestra amiga del www.ojonoincomoda.blogspot.com nos cedió los derechos de su explicación.